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impensado.
aquí lo que jamás,
eso que no pudo anticipar
ni en el más minúsculo rincón de su divágate ser:
ella tendió su mano y la jaula se hizo plumas
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Repites
de espejos,
de aves,
de oscuras flores
que tu cabeza
rondan.
Y ahora,
que revuelves
en los cajones
de tu reloj de letras
buscando
una palabra nueva,
los engendros no-nacidos
del lago de tu alma
trepan a tu cráneo
sentenciando su hora
de ver la luz.
Y piden ser
espejos,
aves,
u oscuras flores;
pero la tinta dice no.
Ella espera
por otra palabra
que aun no llega.
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