viernes, abril 9

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Existe entonces un amor
más allá de la piel, de la presencia.

Existe, es puro
como la gota que arrastra el cántaro.

Y es de la rosa
una espina en el pecho,
el infinito perfume,
la tersa copa de pétalos
y su punzante rojo.
Es la poesia.


Alejandra… repito tu nombre
y aparece otro, que es en la penumbra
la mano ciega
que busca un color.


Alejandra y su corazón herido por las flores…


Aun es de noche
pero estas despierta,
te despertó el reloj.
Las agujas mareadas apuntan
contra vos,
vos contra el pasado
y una mueca que fue llanto
ahora se vuelve risa.

Es que el dolor del velo negro
te dejó un amor más grande que el veneno.
Ese que busco entre mis letras.
Ese es contigo, te abraza, te viste.

Y esta presente

en la ausencia del bar,

en las calles que ya no caminas,

en la cerradura que no se abrirá con la llave,

en la puerta de esa casa que ya no visitas,

en el beso que secó el otoño...


Es triste y hermoso,

como el jilguero que se hizo aire en el aire

y el quieto sauce que aun lo espera.
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